sábado 15 de marzo de 2025

Balearon a un hombre en San Carlos, pero nadie sabe por qué: el enigma que preocupa a la policía en La Plata

Un hombre fue baleado en la localidad de San Carlos y nadie sabe por qué. Los investigadores entrevistaron a la víctima, que se repone en Gonnet.

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Un hombre fue baleado en La Plata y nadie sabe por qué. La noche cayó sobre el barrio San Carlos con un estruendo seco y fugaz. Un disparo. Un grito ahogado. Luego, el silencio. En ese mutismo inquietante, un hombre de 37 años quedó tendido en el asfalto, con una herida de bala atravesándole el cuerpo. Nadie vio nada. O, al menos, nadie quiere hablar.

El ataque ocurrió en la intersección de 143 y 32. La víctima fue trasladada de urgencia al Hospital San Roque de Gonnet, donde los médicos confirmaron que el proyectil había ingresado y salido por la zona inguinal derecha. Estaba vivo, pero no podía explicar por qué alguien había querido matarlo.

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Sin testigos, sin cámaras, sin pistas en La Plata

Un oficial de la subcomisaría de La Unión llegó al lugar poco después del ataque. Pero allí solo encontró el vacío. Ni un testigo, ni una cámara municipal que pudiera haber registrado la emboscada. Lo único tangible era el charco de sangre en la vereda.

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El baleado en San Carlos se recupera en el hospital San Roque de la localidad de Manuel B. Gonnet.

El baleado en San Carlos se recupera en el hospital San Roque de la localidad de Manuel B. Gonnet.

El policía se dirigió entonces al hospital, donde la víctima, aún en shock, apenas pudo balbucear unas palabras sobre el incidente. Su pareja, con el rostro desencajado, tampoco supo —o no quiso— aportar demasiados detalles. Con ese escaso material, el uniformado regresó a la subcomisaría, donde comenzó a instrucción.

Un agresor en las sombras

Fuentes policiales confirmaron que la investigación avanza con absoluto hermetismo. "No se quiere filtrar ningún dato que pueda entorpecer el curso de la pesquisa", dijo un informante con la voz apenas perceptible.

Sin embargo, en los pasillos de la comisaría hay quienes susurran una hipótesis inquietante: agresor y víctima se conocen. No se trató de un robo al azar ni de una disputa fortuita. Se trató de un cruce inevitable entre dos historias que, tarde o temprano, debían chocar. En cualquier caso, por ahora, el hecho sigue envuelto en sombras.

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