viernes 29 de marzo de 2024

Una investigación platense fue clave para un hito en la historia del trasplante intestinal

La cirugía tuvo lugar en junio de 2022 y los detalles de este logro médico se conocieron días atrás en una prestigiosa revista científica.

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Una investigación argentina permitió realizar en un hospital de Madrid el primer trasplante de intestino proveniente de un donante en asistolia, es decir con muerte cardiocirculatoria, lo que habilitó la posibilidad de realizar este tipo de procedimiento con este órgano, que ya se hacía con riñón, corazón y pulmón. La iniciativa contó con el aporte de especialistas del Conicet La Plata y la UNLP.

"Históricamente, los donantes para trasplante intestinal son personas a las que se les ha declarado la muerte encefálica, pero al seguir su corazón latiendo, los órganos siguen recibiendo irrigación sanguínea; lo novedoso de este caso es que es la primera vez que este órgano sólido provino de un donante en asistolia, es decir, con muerte cardíaca", explicó a Télam el médico veterinario e investigador del Conicet, Pablo Stringa.

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La intervención que la llevó a cabo el equipo de cirugía pediátrica del hospital La Paz de Madrid permitió que Emma, una bebé de 13 meses, pudiera recibir injertos de intestino provenientes de un donante con muerte cardiocirculatoria.

El procedimiento -que tuvo que recibir la autorización de la Organización Nacional y España- fue posible gracias a una investigación realizada previamente por Stringa junto a su equipo del Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP, Conicet-UNLP) y del Laboratorio de Trasplante de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP.

"Lo que nosotros generamos fue evidencia científica a través de estudios realizados en modelos experimentales de que los injertos obtenidos de donantes en asistolia eran viables y tenían buenos resultados a largo plazo; esa fue la investigación sobre la que se basó el equipo del hospital La Paz para hacer este procedimiento", describió Stringa.

El especialista explicó que lo que se denomina la "donación en asistolia" se realiza ya "para otro tipo de trasplantes como el renal, cardíaco, hepático o el pulmonar, pero hasta el momento no había ninguna evidencia para el trasplante intestinal".

Stringa explicó que el hecho de que no se hiciera con intestinos "estaba pobremente sustentado por trabajos experimentales que mostraban que el intestino era muy sensible al daño isquémico (falta de flujo sanguíneo como resultado de la parada cardiocirculatoria) y por ende no era útil para trasplante con donación en asistolia".

La historia de esta colaboración se remonta a 2011, cuando Stringa leyó un artículo científico publicado por el cirujano pediátrico Hernández Oliveros y le escribió un mail contándole que estaba interesado en aprender técnicas quirúrgicas de trasplante intestinal para estudios experimentales.

 "Me respondió a las pocas horas y me dijo que con gusto me esperaba en Madrid cuando quisiera. Ese mismo año nos conocimos en el Congreso Internacional de Trasplante Intestinal en Washington, Estados Unidos, y desde entonces comenzó una estrecha colaboración que continúa hasta hoy, y que incluye largas estadías laborales en Madrid para avanzar con nuestras líneas de investigación", describió Stringa en un comunicado difundido por Conicet.

El proyecto que permitió este hito en trasplante tuvo una duración de tres años, fue financiado por la Fundación Mutua Madrileña y apoyado por la Asociación española de ayuda a niños, adultos y familias afectadas de fallo intestinal, trasplante multivisceral y nutrición parenteral (NUPA).

En diálogo con Télam, el investigador recordó que "una problemática que sucede a nivel mundial es el desbalance entre la cantidad de gente que necesita un trasplante, y la cantidad de donantes". “Es una satisfacción muy grande ver que el trabajo de laboratorio realizado durante tantos años aporte soluciones a nivel social, en este caso, ver que lo que hicimos a nivel científico haya servido en la clínica y beneficiado la salud de una bebé”, destacó.

Por último, el especialista solo tuvo palabras de agradecimiento para todo el equipo y resaltó: "Nos da mucha felicidad y entusiasmo ver que nuestra labor haya sido una pieza relevante en un logro e hito en la historia de los trasplantes de órganos. Estos aportes, realizados desde los laboratorios y los quirófanos experimentales, alientan nuestras ganas de seguir trabajando para generar más contribuciones útiles para la medicina mundial y la de nuestro país".

El proyecto contó con la colaboración del Director del IIFP, Martín Rumbo, y de sus compañeros, Leandro Vecchio Dezillo, Agustina Errea, Rodrigo Papa Gobbi, Ivana Ivanoff Marinoff ; y Natalia Lausada y Claudio Ledesma, del Laboratorio de Trasplante de Órganos de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP.

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