Ciro, Luciano y Lucas Pertossi, Máximo Thomsen, Matías Benicelli, Enzo Comelli, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli regresaron a la Alcaldía N° 3 de Melchor Romero, en La Plata, donde pasaron sus primeros 3 años en prisión preventiva a la espera de la sentencia y, tras haber sido condenados, aguardan una definición del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) que deberá definir en qué cárceles cumplirán sus condenas..
A casi 24 horas de que los ocho imputados hayan oído el veredictos del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de Dolores, que sentenció a cinco de ellos a cadena perpetua y a los restantes tres a 15 años de prisión como partícipes secundarios del homicidio, los jóvenes retomaron la vida que tenían en la ciudad, se reencontraron con sus Biblias y participaron de diferentes sesiones psicológicas.
La vuelta a La Plata significa, además, el poder volver a verse con sus familias a quienes no pudieron acercarse durante el día del veredicto del juicio. El encuentro tendrá una connotación especial, dado que es la primera vez que estarán frente a frente tras haber conocido la sentencia que los mantendrá durante varias décadas en la cárcel.
Entre otras actividades que retomarán, todos podrán volver a trabajar en la huerta de la Alcaidía y hacer gimnasia en el patio del penal. También contarán con contención psicológica y, cuando ellos lo deseen, la presencia del pastor que los acompañó en todo este tiempo.
Mientras tanto, a la espera de que se designe a un juez de ejecución penal de la provincia de Buenos Aires que determine su futuro, los acusados seguirán juntos en la misma celda y sus familias piden que los muden a alguna de las unidades ubicadas en Campana, con el fin de tenerlos más cerca. Este pedido podría prosperar con el pasar de los días, pero por el momento pasan su tiempo en La Plata.
Previo a la sentencia, los rugbiers pasaban sus días entrenando, trabajando en la huerta y mirando la televisión, al tiempo que contaban el uso de un único teléfono para todos con motivo de la pandemia que los alejó de sus familias. También, dos horas al día, podían salir de sus celdas al patio de la Alcaldía y, a diferencia del resto de los reclusos, lo hacían ellos solos, con el fin de que así puedan "conservar su integridad física", dada la mediatización del caso.