Considerada como una de las mejores universidades del país y cuna de grandes personalidades destacadas a nivel mundial e internacional, la Universidad de La Plata cumple 113 años de su nacionalización. Fundada en 1905 por el doctor Joaquín Víctor González, la casa de altos estudios nació como respuesta a las necesidades de las futuras generaciones de los flamantes habitantes de la capital de la Provincia de Buenos Aires.
A pesar de que su fecha de conmemoración es el 12 de agosto, los inicios de la universidad se remontan en 1889 cuando se formó una importante corriente de opinión a favor de su creación. Un 27 de diciembre de dicho año, la Cámara de Diputados de la Legislatura provincial sancionó la Ley 233, estableciendo la creación de una Universidad de Estudios Superiores con una Facultad de Derecho, Medicina, Química y Farmacia y Ciencias Fisicomatemáticas.
El entonces gobernador Máximo Paz decidió promulgarla un 2 de enero de 1890 pero, sin embargo, la misma no tuvo cumplimiento efectivo hasta el 8 de febrero de 1897 bajo el mandato provincial de Guillermo Udaondo, quien decretó que se cumpliera la ley. Tras la firma del documento, y luego de varios años, Buenos Aires contaba con su primera Universidad.
La nueva casa de estudios quedó inaugurada públicamente un 18 de abril de 1897 bajo el mandato del doctor Dardo Rocha, quien fue elegido como primer rector y extendió su vida académica hasta 1905. Derecho, Fisicomatemáticas y una Escuela de Parteras, fueron sus primeras tres dependencias.
Los inicios de la Universidad fueron muy diferentes a como la conocemos hoy. En los primeros ocho de años de existencia, la matrícula tan solo alcanzó los 573 alumnos inscriptos debido a la escasa población que había en la época fundacional de La Plata. Además, los títulos que expedía no tenían un reconocimiento nacional y las instalaciones carecían de elementos y materiales óptimos para la enseñanza. Estas circunstancias no hacían otra cosa que agigantar la Universidad de Buenos Aires, que disponía de una mejor oferta para los estudiantes platenses y de todo el país.
El ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, Joaquín Víctor González, tomó nota de esta situación y comenzó a elaborar en su mente la idea de instaurar en La Plata una Universidad de carácter Nacional. Para ello, decidió formular un proyecto para jerarquizar la Universidad Provincial y otros institutos de instrucción, poniendo énfasis en la investigación, extensión y el intercambio permanente de profesores con los centros de excelencia del extranjero.
Un 15 de agosto de 1905, la Cámara Nacional de Diputados dio media sanción a la normativa presentada por el riojano y, días más tarde, recibió la aprobación definitiva en el Senado Nacional, por lo que la entonces universidad provincial adoptó carácter de nacional. A raíz de este gran logro, el primer gesto que tuvo la nueva universidad nacional fue designar al propio González como su primer presidente, acompañado en la vicepresidencia por el doctor Agustín Álvarez. La Ley 4.699 fue promulgada por decreto por el Presidente de la Nación, Manuel Quintana.
Con el correr de los años, la UNLP afianzó su lugar como una institución abierta a todas las ramas del saber y de la creación. Esos mismos principios, fueron los que impulsaron el movimiento de la Reforma Universitaria de 1918, que tuvo eco tanto en la universidad platense, como en muchas otras de toda Latinoamérica.
Luego de la dictadura militar, la UNLP debió encarar la tarea de recuperar valores que fueron olvidados en épocas difíciles para toda la comunidad educativa, sobre todo para sus estudiantes. El trabajo fue largo pero la institución platense logró sobreponerse a tiempos difíciles donde la investigación y desarrollo científico no entraban en las políticas de los gobiernos que comandaron al país durante los años ’90.
En los últimos años, la Universidad experimentó un importante plan de obras que derivó en la ampliación y recuperación de varias de sus dependencias, lo que arrojó como resultado un incremento importante de su matrícula de alumnos y elevó su calidad y prestigio. No es casualidad que todos los ránkings internacionales la posicionen como la segunda mejor del país y entre las quinientas mejores de todo el mundo.
Cientos de vecinos de La Plata y de Argentina se formaron en las aulas de las diecisiete facultades de la UNLP. Cuna de grandes pensadores, escritores y hasta presidentes de la Nación, la casa de altos de estudios continúa mejorando su calidad educativa año a año y con políticas inclusivas y tendientes a contener a cada uno de sus alumnos.
La sede central de Rectorado, en 7 entre 47 y 48, tiene en sus puertas una gran estatua de aquel riojano que pensó en una institución de carácter nacional y, gracias a sus ideas, logró elevarla a niveles que para ese momento resultaban impensados. Con 113 años de vida, todos los platenses se golpean en el pecho al hablar de un verdadero orgullo nacional, de una verdadera Universidad Nacional y de La Plata.