La aparición de elefantes marinos en las costas bonaerenses se intensifica, marcando un fenómeno natural que cambia la dinámica de las playas.
Luego de la sorpresiva aparición de un elefante marino en La Plata que generó sorpresa entre los vecinos de la zona de Ringuelet, a orillas del Arroyo El Gato, los especialistas advierten que esta situación se enmarca dentro de un fenómeno creciente y hablan de un boom en las costas bonaerenses.
El avistaje en La Plata se suma a un fenómeno natural que se ha repetido en varias localidades de la costa en los últimos meses. Especialistas afirman que la presencia de elefantes marinos del sur en playas tranquilas y concurridas, así como en lugares más alejados como el Arroyo El Gato, es parte de un fenómeno que se está intensificando.
Tras la evaluación de su estado de salud, se arbitraron los medios para retirarlo del Arroyo El Gato y ponerlo al resguardo de los especialistas de Temaikén.
El animal, un ejemplar de Mirounga Leonin, sorprendió a los vecinos de La Plata en el Arroyo El Gato y en las últimas horas fue devuelto al mar.
La presidenta de la organización Conservación Marina, Mariana Gentile, comentó que este fenómeno está relacionado con un crecimiento estable en la población de estos mamíferos marinos, lo que lleva a los animales a diversificar su distribución a lo largo de la costa. “En la provincia de Buenos Aires hubo seis nacimientos de los cuales cuatro fueron satisfactorios”, precisó la ambientalista, en diálogo con DIB.
Por su parte, Carolina De León, licenciada en Ciencias Biológicas y miembro del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC), señaló que el patrón de distribución de los elefantes marinos ha cambiado en los últimos años. “Antes podías encontrar animales solitarios, de manera esporádica, con poca frecuencia. Elegían puertos como el de Mar del Plata o el de Quequén, y ahora es un boom, hablamos de una invasión de elefantes marinos”, aseguró. Esta transformación se debe al crecimiento sostenido de la población de elefantes marinos del sur, cuya única colonia continental se encuentra en la Península Valdés, en Chubut.
Los elefantes marinos del sur, que cumplen un ciclo anual alternando entre tierra y agua, se acercan a la costa en dos momentos clave: la época reproductiva y la de muda de pelaje. El ciclo de vida de estos animales implica alejarse de la costa para alimentarse en el mar, pero durante las etapas reproductivas y de muda, se agrupan en las playas para descansar.
A medida que aumenta la presencia de estos mamíferos en las costas bonaerenses, también lo hace la necesidad de concientizar a la población sobre cómo actuar ante un avistaje. Las recomendaciones son claras: no acercarse a los animales, no tocarlos ni alimentarlos, y, en caso de encontrarse con un elefante marino en la playa, se debe dar aviso a las autoridades o a organizaciones especializadas. “No hay que tirarle agua ni molestarlo ni dejar que se acerquen las mascotas”, puntualizó Gentile.
Los especialistas insisten en que este aumento de la presencia de estos animales en lugares poco usuales no debe alarmar a la población, sino ser comprendido como una parte natural del ciclo de vida de estas especies.
La abundancia de elefantes marinos del sur podría convertirse en una característica recurrente de la costa bonaerense, cambiando la dinámica de las playas y resaltando la necesidad de tomar conciencia sobre la convivencia con estas especies.