El nombre de Ricardo Barreda, el odontólogo que conmocionó a la ciudad de La Plata y al país entero por el brutal asesinato de su esposa, sus dos hijas y su suegra en 1992, vuelve a resonar en los tribunales locales. Con el fallecimiento del cuádruple femicida a los 83 años, se reavivó la contienda judicial por los bienes.
En el Juzgado Civil y Comercial N° 17 se declaró que Barreda es indigno de recibir herencia alguna, un fallo previsible pero simbólico, que reafirma su exclusión patrimonial. Así, el acervo de bienes pasará íntegramente a los familiares de las víctimas, todos descendientes directos de Elena Arreche, la suegra de Barreda y la persona que el odontólogo más odiaba. Este detalle agrega una carga irónica a un proceso que se extiende desde hace décadas.
Entre los bienes figuran la casona de calle 48 entre 11 y 12, escenario de los femicidios; una propiedad en Mar del Plata, un terreno en la provincia de Buenos Aires, y varios vehículos que, desde 1992, permanecen abandonados. Aunque el fallo establece con claridad a los herederos, el estado de los bienes plantea interrogantes sobre el valor real de la herencia.
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Ricardo Barreda falleció el 25 de mayo de 2020 en la localidad de José C. Paz.
Los herederos y su linaje
El fallo de la justicia determinó que los herederos universales son parientes colaterales en diferentes grados, todos ligados a Elena Arreche. La lista la encabezan Irma Luisa Fernández Arreche, Dora Elena Julián Arreche y Hugo Enrique Fernández Arreche, sobrinos de Arreche que también heredaron bienes de Gladys Mac Donald, esposa de Barreda. Además, Graciana Nélida Arreche y Luisa Isabel Arreche, tías abuelas de Adriana y Cecilia Barreda, se suman como herederas.
Completan la lista Emilio Tomás Arreche y Mariana Arreche, sobrinos nietos de Elena Arreche por representación de Jorge Omar Arreche y Lázaro Horacio Arreche, familiares también predecesores.
El dictamen dejó en claro que, al adoptarse la teoría de la conmoriencia, según el Código Civil argentino de 1980 vigente a la fecha de la cacería, las cuatro víctimas murieron simultáneamente. Esto eliminó cualquier duda sobre el orden de las muertes y garantizó una distribución equitativa entre los herederos definidos.
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Ruinas de un pasado macabro en La Plata
Entre los bienes inventariados se encuentra la casona de calle 48 entre 11 y 12, hoy en un estado de abandono total. Este inmueble no solo fue el lugar de los asesinatos, sino también un símbolo del horror que marcó a La Plata. Además, figura una propiedad en Mar del Plata que fue intrusada, lo que podría implicar una batalla legal adicional para recuperarla. Completa el listado un terreno en la provincia de Buenos Aires que habría sido adquirido por una de las hijas.
La herencia también incluye un Ford Falcon verde, un auto DKW y una motoneta Siambretta, todos abandonados desde la tragedia. Estos vehículos quedaron como mudos testigos de una época marcada por la violencia intrafamiliar y un femicidio múltiple que, en su momento, desnudó la misoginia y la desidia social hacia las mujeres víctimas de violencia.
El valor de lo heredado: material y simbólico
El estado de deterioro de los bienes pone en duda su valor económico. La casona, por ejemplo, necesita una inversión significativa para ser habitable o vendible. La propiedad en Mar del Plata está usurpada, lo que podría dificultar su comercialización. Los vehículos, lejos de ser reliquias, son restos inservibles que quedaron olvidados en lo que fuera el escenario de una tragedia.
Mientras Barreda estuvo con vida, dio pelea por recuperar parte de los bienes que había obtenido durante su matrimonio. El Estado provincial expropió la casona de calle 48, y el odontólogo planteó una contrademanda en el fuero Contencioso Administrativo local para obtener un resarcimiento económico. Con su muerte, esta acción legal ahora queda en manos de los herederos.
Este nuevo capítulo promete prolongar el conflicto, extendiendo un proceso judicial que ya lleva más de tres décadas. La decisión final sobre la expropiación podría definir el destino de uno de los bienes más emblemáticos de este caso.
El legado de un femicida
Ricardo Barreda no solo dejó tras de sí una estela de violencia y muerte, sino también un legado de controversias que continúa dividiendo opiniones. Aunque algunos sectores de la sociedad todavía lo idolatran, en gran parte gracias a estampitas, canciones de rock y defensas insólitas, el avance del movimiento feminista en Argentina ha contribuido a resignificar su figura, ubicándola como el paradigma de la violencia machista.
Con la resolución judicial que excluye a Barreda de la herencia y designa a los familiares de sus víctimas como únicos beneficiarios, la justicia busca saldar una deuda histórica con las mujeres que fueron silenciadas por él. Mientras tanto, la memoria de Gladys, Adriana, Cecilia y Elena perdura en el reclamo constante por una sociedad libre de violencias.