La plataforma Prime Video comenzó la filmación de Barreda y contará la historia del odontólogo que asesinó a su esposa, su suegra y sus dos hijas en La Plata.
La plataforma Prime Video comenzó la filmación de Barreda, una película basada en el crimen perpetrado por Ricardo Barreda en 1992. El odontólogo asesinó a su esposa, su suegra y sus dos hijas en su vivienda de La Plata, en un hecho que conmocionó al país y marcó la historia criminal argentina.
El filme pretende abordar el caso desde una perspectiva renovada, centrándose en las víctimas y el impacto del crimen en la sociedad. La historia del cuádruple femicida generó un intenso debate en torno a la violencia de género y la cobertura mediática de estos casos, temas que siguen vigentes en la actualidad.
La sucesión de la familia de Ricardo Barreda lleva 32 años. Heredaron parientes colaterales de una víctima. Un caso marcado por la tragedia y la conmoriencia.
La película no solo reconstruirá los hechos, sino que también analizará la forma en que estos crímenes son representados en la cultura popular. La intención de la producción es generar un debate sobre el tratamiento mediático de casos reales sin caer en la romantización del asesino.
Luis Machín será el encargado de dar vida a Barreda en esta producción dirigida por Daniela Goggi. El rosarino de 56 años tuvo papeles distinguidos en ficciones nacionales como Cromañón (el año pasado) y anteriormente en Los Simuladores, Hermanos y Detectives, Padre Coraje, Mujeres Asesinas y Son Amores.
La realizadora contará con la colaboración de la experiodista de Canal Trece, Florencia Etcheves, y la periodista y guionista Soledad Vallejo, como consultoras en el guión. El elenco lo completan figuras reconocidas como Carla Peterson y Mercedes Morán.
Barreda es una coproducción de About Entertainment (encargada de Cromañón), Infinity Hill (de Argentina, 1985) y Amazon MGM Studios, bajo la producción del ganador del Premio de la Academia Armando Bo. La selección del actor principal fue un proceso minucioso, en el que inicialmente se consideraron nombres como Diego Capusotto y Rodrigo de la Serna.
Barreda, quien pasó sus últimos años en un geriátrico de José C. Paz, falleció el 25 de mayo de 2020 a los 83 años. A lo largo de su derrotero judicial, cambió su versión de los hechos en múltiples oportunidades y, en sus últimos días, aseguraba no recordar los asesinatos de su esposa, sus hijas y su suegra.
"Para no darle el gusto a los que me odian. Seguro que cuando me vaya al otro mundo muchos crápulas van a celebrar y reír", había indicado pocos meses antes de su muerte inevitable, según contó su biógrafo y última persona en visitarlo, Pablo Martí. En diálogo con Infobae, el hombre que tiene más de 40 horas grabadas con el cuádruple femicida en las que le confesó muchas cosas de su vida privada, dijo estar seguro de que "no quería morirse por eso". "Como si quisiera ser el último invitado en irse a la fiesta. Me pidió que mi libro se llame 'No me olviden'. Por eso hubiese querido seguir viviendo. Para molestar con su presencia a quienes lo odiaban por el horror que había causado", indicó el periodista.
El culpable de haber matado, en la casona de 48 entre 11 y 12, a Gladys Margarita Mac Donald, su suegra Elena Arreche y sus hijas Celina y Adriana, se convirtió en una figura reconocida en todo el país tras cometer el hecho. "Yo trabajé mucho para que la gente me quiera", solía decir Barreda al biógrafo, en una de sus largas charlas en el geriátrico los días jueves y algún otro de la semana en el que también lo visitaba. Entre las tantas confesiones realizadas en sus últimos días de vida, el odontólogo contó detalles de algunas de sus amantes y la relación que mantenía con una mujer de Mar del Plata. "Si pudiera volvería a conocer a Gladys, pero haría que las cosas terminen diferente", era lo que decía mostrando su arrepentimiento, según relata Martí.
Pese a la condena social y el avance del movimiento feminista, persisten sectores que idolatran su figura, incluso a través de estampitas y referencias en la cultura popular. No obstante, el caso sigue siendo un símbolo del horror y la violencia de género, dejando una marca imborrable en la memoria colectiva de La Plata y el país.